PELIGROSISIMO

 

 

Por: Luz Ernestina Mejía. Abogada, notaria y columnista

 

La persecución penal a dos magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) constituye una crisis institucional grave. Es más que conflicto de poderes, es ataque a la autonomía e independencia del órgano responsable de garantizar imparcialidad y legalidad del proceso electoral. Esta acción es improcedente: la Constitución de la Republica y la Ley del TJE definen el principio de independencia judicial electoral, el que protege a sus magistrados de presiones y represalias por las resoluciones tomadas.

No pueden ser imputados en procesos penales ordinarios para criminalizar criterios jurídicos. La criminalización de la interpretación y aplicación del derecho electoral es una transgresión total al principio de jurisdicción exclusiva. En adición, la persecución penal contra magistrados por actos jurisdiccionales destruye el equilibrio de poderes. Que un poder interfiera penalmente en otro crearía un precedente peligrosísimo: cualquier fallo contrario al interés de la oligarquía Melista podría ser convertido en un delito fabricado. Grave en la coyuntura, cuando han declarado que no aceptaran el fallo que les será adverso. Anulan la seguridad jurídica, disuaden la impartición de justicia ante el temor de represalias y debilitan el único contrapeso especializado en materia de justicia electoral.

Las consecuencias democráticas, atroces, harían un TJE cohibido, forzado o maniobrado, sin capacidad de resolver controversias con autonomía, lo que lesionaría la legitimidad de las elecciones y al gobierno electo. La confianza de la ciudadanía en que la institucionalidad resolverá con justicia los conflictos, sin injerencias, es fundamental. Sin esa confianza surge inestabilidad y se disuade la participación ciudadana. La persecución penal a 2 magistrados del TJE no fortalece la justicia ni el proceso electoral: los destruye. Y se hiere de muerte la democracia.

Honduras no puede correr ese riesgo. Defendamos la autonomía institucional ahora, antes de que el daño sea irreversible. 

Luz Ernestina Mejía. Abogada, notaria y columnista

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