ALEXANDER LÓPEZ: CINCO MANDATOS DE TRANSFORMACIÓN LIBERAL EN EL PROGRESO
Alcalde, secretario del CCEPL, y candidato a reelección, López Orellana consolida con obras, disciplina y compromiso el retorno del Partido Liberal.
En la orilla
del Ulúa, donde el sol incendia los tejados y la vida pulsa en cada calle, un
nombre se repite con respeto: Alexander López Orellana. No es solo el
alcalde que ha visto desfilar los años —cuatro mandatos ya cumplidos y en busca
de su quinto periodo—, sino un liberal cuya gestión concreta ha sembrado
esperanza con obras, transparencia y liderazgo dentro del Partido Liberal. En
su juventud, silencioso en su barrio natal, activo en los misionales de la
Iglesia Guadalupe, fue formándose esa conciencia de servicio que hoy está a la
vista de todos los progreseños.
López Orellana
ejerce además como secretario general del Consejo Ejecutivo Central del Partido
Liberal (CCEPL), lo que lo coloca no solo como gestor local sino como actor
relevante del liberalismo nacional. Esa doble función le ha permitido conjugar
disciplina partidaria con responsabilidad municipal, ofreciendo resultados para
el pueblo y aportes para la estructura del partido.
Bajo su
administración, El Progreso ha visto mejoras palpables. Luego del paso de los
huracanes ETA e IOTA, su gobierno local impulsó un ambicioso programa de
pavimentación y reconstrucción vial, incluyendo la colonia Corocol, donde se
pavimentó una superficie de más de 1,250 metros cuadrados con fondos
municipales. Esa obra que hoy beneficia a miles antes significaba calles
desoladas, llenas de polvo o lodazales.
Otra obra de
gran impacto es el Canal de Alivio La Fragua, inaugurado con la
colaboración del gobierno central, obra que según López salvará vidas de unas
veinte mil familias del Valle de Sula al evitar inundaciones periódicas.
El progreso
físico de la ciudad va acompañado de esfuerzos en espacios públicos: se
inauguró el Centro Cívico “Perla del Ulúa”, complejo que incluye el
Palacio Municipal de los Deportes “Mercedes Morales”, un sitio para la
juventud, los adultos mayores, para encuentros culturales y deportivos.
Su gestión ha
procurado transparencia y participación ciudadana. Por ejemplo, la
Municipalidad trabaja junto al Instituto de Acceso a la Información Pública
(IAIP) para mantener actualizados los portales de transparencia y facilitar el
acceso ciudadano a los datos municipales; también se ha pronunciado sobre
proyectos importantes, exigiendo claridad en costos, plazos y contrataciones,
como es el caso de la remodelación del estadio Humberto Micheletti, donde el
alcalde pidió información oficial para que la obra no se haga bajo opacidad ni
arbitrariedad.
A pesar de los
desafíos, López Orellana mantiene una base firme de
apoyo popular. En las elecciones generales de 2021 resultó reelecto por un
margen estrecho —275 votos —, pero esa victoria reveló también que incluso en
momentos de polarización quienes respaldan al liberalismo encuentran en él un
representante confiable.
Su
construcción política no es fortuita. Desde pequeño en los barrios,
participando en la iglesia, desarrollando misiones sociales, hasta hoy al
frente de una ciudad de más de 180 mil habitantes, López ha sido testigo de las
promociones y desalientos que vive el liberalismo. Su estilo es pragmático,
centrado en la obra, en la respuesta inmediata a las urgencias del pueblo
—calles, agua, espacios públicos, cultura y deporte— y en un discurso de unidad
liberal: no promesas vacías, sino compromiso sostenido.
Para quienes
creen en el retorno del Partido Liberal al gobierno nacional, la figura de
Alexander López representa un punto de apoyo decisivo. Su reelección no sería
solo continuidad, sino ratificación de una forma de hacer política que afirma
que un alcalde puede ser cabeza visible de disciplina partidaria, gestión
efectiva y transformación urbana desde los municipios. En él confluyen las
aspiraciones de los liberales del norte: que se gobierne con transparencia, que
se rinda cuentas, que se atienda al ciudadano común, al que camina por calles
pavimentadas, al que ahora cuenta con espacios de encuentro, al que ha visto
reconstrucción tras la destrucción.
En un país
donde muchos reclaman cambio, Alexander López Orellana demuestra con hechos que
El Progreso avanza. Y aunque al camino le falte asfaltarse entero, las huellas
ya están marcadas: gestión, progreso y liberalismo. El pueblo observa; el
pueblo juzga; y este alcalde se prepara para mostrar que su sexto mandato será
testimonio de triunfo liberal, fruto del esfuerzo de todos, no del favoritismo,
sino del reconocimiento del trabajo bien hecho.
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