HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PROPUESTA LIBERAL DE GOBIERNO

Por: Rafael A. Delgado Elvir

El tiempo avanza y muchas cosas en el país indican que los ciudadanos marcarán mayoritariamente en la casilla del Partido Liberal. Y lo anterior tiene sus razones. Doce años de gobierno del Partido Nacional dejaron claro las motivaciones de la cúpula gobernante y sus nefastos efectos sobre la institucionalidad del país que se debilitó terriblemente ante la combinación fatal del narcotráfico y la corrupción rampante. Cuatro años de gobierno del Partido LIBRE igualmente han sido más que suficiente para convencer al ciudadano que es más de lo mismo. El lavado de dinero en la política, la corrupción y el nepotismo siguieron siendo las prácticas que acompañaron la dinámica de esta administración que intentó cubrirlo con el discurso populista. Pero las evocaciones a un supuesto interés de refundar, así como transformar al país, no han logrado desviar la atención de la gente sobre las angustiantes deficiencias que se siguen manifestando en los deficientes sistemas educativos y de salud, sobre la vulnerabilidad creciente ante fenómenos económicos, sociales y ambientales, así como sobre los altísimos grados de pobreza tanto en la ciudad como en el campo. Ambos partidos se han ganado el rechazo justo de los ciudadanos.

Esta lectura del contexto político hondureño debe orientar la campaña del Partido Liberal. Lo anterior permitirá lograr un triunfo electoral contundente, así como prepararse para construir un gobierno capaz de combatir los problemas más agobiantes para el país. Para ello es imprescindible construirlo con los mejores hondureños del país con una vocación comprobada por el país y su gente. La tradición de pagar favores de campaña con puestos en la estructura gubernamental debe quedar en el pasado. Capacidad, liderazgo y valores democráticos deben ser los criterios para el liderazgo político liberal de los siguientes años.

La formación de un gobierno austero y transparente en la ejecución de los recursos a su disposición resulta fundamental. Las acciones del gobierno liberal y de sus funcionarios deben estar guiadas por el combate al despilfarro que hoy en día traga abundantes recursos que debieran dedicarse al combate de tantos problemas; por el uso racional de todos los recursos a disposición de los funcionarios. Debe hacerse una revisión y estudio exhaustivo del Presupuesto General de la República de cada año para evitar los incrementos injustificados a la tributación y el incremento abusivo del gasto corriente que solamente ha contribuido a engordar la partidocracia; la inversión pública debe estar focalizada en lo más necesario con procesos de licitación y ejecución de las obras ceñidos a las más altas normas de eficiencia. La rendición de cuentas al pueblo hondureño será un principio fundamental que obligará a construir presupuestos participativos y a publicar la forma en que se gasta e invierten los recursos públicos de todas las instituciones públicas, sin ninguna restricción.

La construcción de un gobierno coordinado detrás de objetivos claros y legítimos tiene que ser prioridad. No habrá agendas escondidas, ni la suplantación de la tarea primordial por aspiraciones personalistas ni de grupo. Se trabajará en función de los objetivos primordiales de gobierno para hacer un gobierno que desde el primer día y durante toda su gestión mantenga un diagnóstico realista de la situación nacional, abordando los problemas sistemáticamente y a tiempo para evitar que estos exploten.

Un gobierno respetuoso de las leyes y de la división de los poderes hace falta en el país. El irrespeto a la constitución y a las leyes por parte de los últimos gobiernos es escandaloso. Por eso es necesario un gobierno liberal que desde el primer día cumpla y haga cumplir las leyes en todas sus acciones; que trabaje eliminando la práctica de subyugar a los demás poderes del estado para impulsar planes inconstitucionales y personalistas. El Congreso Nacional, el Poder Judicial deben convertirse en instituciones independientes. Igualmente se debe construir un gobierno de respeto y de fortalecimiento de la Fiscalía, de las instituciones electorales y de las instituciones contraloras. Se debe iniciar un proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas, revisando su presupuesto y asignándoles las funciones que manda la ley.

Todas las conductas antes mencionadas son las que podrán desencadenar todo un programa de gobierno liberal efectivo de apoyo sin precedentes a la producción nacional y al empleo que elimine las trabas para la formalización de negocios y los altos tributos para la microempresa urbanas y rurales; apoyando su financiamiento; apoyando la conformación de alianzas público-privadas para mejorar su acceso al mercado. Permitirá además dar especial énfasis a la formación en emprendimiento de miles de jóvenes hondureños con talentos extraordinarios, apoyando estas iniciativas con recursos para su despegue. Hará posible volver al campo mejorando el acceso a la tierra, a la formación, a la tecnología y al crédito para el productor del campo.

Se deben reasignar recursos mal utilizados en el fomento al clientelismo político para apoyo a la generación de empleos, para la creación de un sistema de alianzas entre el sector productivo, sector educativo de secundario y universidades para la inserción laboral de los jóvenes mediante puestos de trabajo para pasantías y aprendices en la industria, agroindustria y servicios.

En el entendido que la educación es el arma más poderosa para cambiar al mundo, se debe desarrollar una profunda reforma educativa que logre integrar a los niños y jóvenes hondureños a un sistema que les apoye en el desarrollo del conocimiento y competencias básicas necesarias en el mundo de hoy. El gobierno liberal debe frenar la deserción escolar desde los primeros grados. Debe reenfocar recursos de defensa y seguridad injustificados para asignarlos al mejoramiento de la infraestructura escolar que se encuentra en pésimas condiciones, así como en la generación de materiales didácticos. La reforma debe incluir un esfuerzo sin precedentes en la formación de docentes para todos los niveles educativos.

El gobierno liberal debe impulsar como ningún otro gobierno la construcción de un sistema de formación técnico-vocacional con alcance nacional. Ningún país puede salir adelante sin mano de obra calificada. Por eso el gobierno liberal llenará ese espacio vacío existente que brindará al joven una oportunidad de formarse en una profesión desde una edad temprana; que le permita al trabajador integrarse exitosamente con salarios dignos al mercado laboral de la manufactura, la agroindustria, los servicios y la tecnología desde sus primeros años de vida adulta.

El gobierno liberal responderá a las exigencias del hondureño por un sistema de salud pública y sistemas de previsión social efectivos. Por lo anterior, estamos convencidos de incrementar sustancialmente la inversión en salud fortaleciendo la red de hospitales y centros de atención. Complementaremos estos esfuerzos con un combate frontal a la corrupción en el sector que permitirá la adquisición de todos los materiales, insumos, maquinarias y medicinas a precios de mercado. Los institutos de previsión se blindarán del clientelismo político, del robo y del despilfarro.

El gobierno liberal debe adoptar un enfoque especial por la sostenibilidad. En el entendido que la producción de hoy no debe agotar los recursos del mañana, las acciones del gobierno liberal deben centrarse en el cuidado preferencial del agua, el aire, el bosque y todos los recursos del subsuelo. Para ello se requiere la legislación que permita lo anterior y crear una institucionalidad profesional y técnica que ejecute las acciones pertinentes. El corredor seco con sus recursos y gente tendrá que ser una ocupación esencial del gobierno liberal.

El gobierno liberal iniciará con la implementación de una política integral de combate al crimen. Los esfuerzos en la persecución y castigo del crimen a todo nivel, será complementado con esfuerzos preventivos en los barrios, colonias de las ciudades del país. Es urgente esfuerzos conjuntos con las municipalidades, las iglesias, los patronatos y las organizaciones de base para fomentar el deporte, las artes y la recreación sana de la juventud.

El fortalecimiento de las capacidades locales para así enfrentar con éxito los retos de los municipios y la vulnerabilidad de las comunidades debe ser prioridad. En este sentido, el énfasis debe estar en el apoyo a los gobiernos locales y todas aquellas instancias de base que conocen y responden mejor a las necesidades del hondureño.

Estas son algunas propuestas básicas que harán la diferencia entre un gobierno de auténticas raíces liberales y los gobiernos del pasado agotados en los circuitos de la corrupción, el clientelismo y las cúpulas antidemocráticas.

Rafael A. Delgado Elvir. Economista


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