EL GRAN RETO DEL PRÓXIMO GOBIERNO LIBERAL SERÁ RECONSTRUIR LA ESPERANZA NACIONAL
Por: Nery Xiomara Tercero, abogada
El Partido Liberal de Honduras atraviesa uno de los momentos más decisivos de su historia contemporánea. A pocos días de las elecciones generales, la nación se debate entre la desconfianza y la necesidad urgente de un nuevo rumbo. Los hondureños claman por un liderazgo auténtico, honesto y con visión de país. En este contexto, la figura del ingeniero Salvador Nasralla emerge como una esperanza renovada, no solo para el liberalismo, sino para toda una generación que exige transparencia, justicia y oportunidades reales.
Durante años, el Partido Liberal de Honduras perdió su norte
estratégico, desdibujado entre divisiones internas y la ausencia de un proyecto
de nación coherente. Pero hoy, con Nasralla al frente, el partido comienza a
reencontrarse con sus principios fundacionales: libertad, justicia social, y
bienestar para todos. El desafío ahora es monumental, pues debe reconstruir la
confianza del pueblo, y con ella, las bases de un Estado verdaderamente
democrático.
Para ello, uno de los retos más profundos que enfrentará el nuevo
gobierno liberal es la corrupción. Y, como ya lo sabemos, Honduras ha
sufrido el saqueo institucionalizado de sus recursos, dejando al país en una
crisis moral y económica sin precedentes. Pero por suerte, Nasralla ha sido
contundente al decir que sin ética no hay progreso, y su propuesta incluye
fortalecer los mecanismos de auditoría pública, profesionalizar la función
estatal y promover la transparencia desde el primer día de gobierno. La limpieza
moral del Estado es una condición indispensable para cualquier transformación
real.
En los últimos años, la desigualdad se ha ensanchado brutalmente. La
riqueza se concentra en manos de unos pocos —los cercanos al poder—, mientras
millones de hondureños despiertan cada día con menos esperanzas. En el futuro
gobierno liberal se deberá apostar por políticas económicas inclusivas, impulso
a la microempresa, inversión productiva y redistribución equitativa de
oportunidades. Como dice Nasralla, “no hay justicia social si la prosperidad
no toca la mesa del más humilde.”
Por otra parte, la inseguridad sigue siendo un flagelo que golpea los
barrios y aldeas del país. Combatir la violencia no solo pasa por reforzar la
policía, sino por atender sus raíces ante la falta de empleo, educación y
justicia. A su vez, la migración masiva refleja ese abandono estructural.
“Nadie deja su patria por gusto, sino por necesidad”, repite Nasralla. Su
visión apunta a un país donde quedarse sea posible, donde las familias puedan
vivir seguras y dignamente.
En cuanto al sistema educativo hondureño se requiere una transformación
urgente. Un país sin educación no tiene futuro, y por ello el plan liberal
propone priorizar la formación docente, el acceso tecnológico y la cobertura
total en zonas rurales.
Lo mismo ocurre con la salud pública, hoy colapsada. No basta con
inaugurar hospitales si en ellos no hay medicamentos, camillas ni personal
suficiente. La reforma sanitaria deberá ser integral, devolviendo al ciudadano
su derecho a una atención digna y oportuna.
Honduras también enfrenta una crisis ambiental acelerada. La
deforestación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad exigen
políticas firmes de sostenibilidad. El desarrollo no puede darse a costa de la
naturaleza.
Asimismo, el futuro gobierno liberal tiene el deber de fortalecer los derechos
de las mujeres, promoviendo la igualdad de oportunidades, su participación
política y económica, y combatiendo todas las formas de violencia y
discriminación.
Los retos son muchos, pero la oportunidad es histórica. Con Salvador
Nasralla al frente del PLH, el país tiene la posibilidad de iniciar una nueva
era de gobernanza ética y eficiente. Su gabinete —conformado por profesionales
probos e íntegros— está llamado a devolverle al Estado su sentido de servicio
público y al pueblo hondureño, la confianza perdida.
El camino no será fácil. Pero el liberalismo, fiel a su espíritu
resiliente, ha demostrado a lo largo de la historia que sabe reinventarse. Hoy,
Honduras no necesita promesas, sino resultados; no discursos, sino liderazgo;
no caudillos, sino servidores.
Porque cuando la política se hace con valores, y el
poder se ejerce con honestidad, la esperanza deja de ser un sueño y se
convierte en futuro.
Nery Xiomara Tercero, abogada
EL PUEBLO es el espacio oficial de información y comunicación del Partido Liberal de Honduras. Desde aquí compartimos las acciones, propuestas y liderazgos que fortalecen al liberalismo y que representan la esperanza de un país con libertad, justicia y equidad.






0 Comentarios