SALVADOR NASRALLA ES EL LIDER QUE HONDURAS NECESITA
Por: Javier R. Valladares
Honduras se encuentra a las puertas de una decisión histórica. Este próximo 30 de noviembre de 2025, los hondureños volveremos a ejercer nuestro derecho soberano para definir el rumbo de nuestra nación. En medio de la crisis institucional, el desencanto ciudadano y la desesperanza que ha dejado el actual gobierno, el Partido Liberal de Honduras ofrece una opción real de cambio, encabezada por un hombre íntegro, preparado y comprometido, el ingeniero Salvador Nasralla, a quien tengo el honor de conocer desde hace más de treinta años, y por eso puedo afirmar con certeza que es el líder que el país necesita.
Hablar de Nasralla es hablar de una trayectoria
marcada por la transparencia, la coherencia y la defensa firme de los valores
democráticos. Durante décadas ha mantenido una voz clara contra la corrupción,
el abuso de poder y la manipulación del Estado por intereses personales o
partidarios. Su candidatura no es una aventura más, sino la consecuencia
natural de una vida dedicada a denunciar los vicios del sistema y a luchar por
un país más justo. Él ha luchado siempre contra la corrupción y esa bandera, no
es de ayer, no es de hoy. Ha sido de siempre.
Y lo digo con conocimiento de causa. Hace
muchos años, tuve la oportunidad de compartir con él una batalla frontal contra
la corrupción que emanaba de la FENAFUTH, donde se gestaban los escándalos que
mancharon el fútbol nacional. Desde entonces, Salvador ha sido coherente con su
bandera anticorrupción pues no la levantó por conveniencia política, sino
porque es parte de su esencia, de su convicción y de su historia personal. Esa
integridad lo ha acompañado en todos los espacios que ha ocupado.
El proyecto liberal que encabeza Salvador
Nasralla se sustenta en cuatro ejes fundamentales que definen su plan de
gobierno que va desde la transparencia y lucha contra la corrupción, como
principio rector de la gestión pública; la reactivación económica y generación
de empleo, priorizando la inversión, el emprendimiento y el rescate del aparato
productivo nacional; la Educación y desarrollo humano, fortaleciendo la
formación cívica y tecnológica para las nuevas generaciones; y la modernización
del Estado y fortalecimiento institucional, devolviendo la autonomía y el
respeto a las instituciones democráticas.
Estos pilares no solo representan promesas de
campaña, sino que representan un gran compromiso con el país. Honduras necesita
un gobierno que vuelva a poner a las personas en el centro de las políticas
públicas, que devuelva la confianza y que recupere la credibilidad
internacional perdida por años de improvisación, autoritarismo y corrupción.
Sin embargo, ningún proyecto de transformación
sería posible sin el trabajo incansable de los líderes liberales que sostienen
esta causa en cada rincón del país. Entre ellos destaca Jorge Cálix, joven
dirigente y exprecandidato presidencial del Partido Liberal, quien se ha
consolidado como una de las figuras más activas, comprometidas y estratégicas
de la campaña nacional. Desde su papel como coordinador departamental de la
Comisión Nacional de Campaña en Olancho, Cálix ha recorrido comunidades,
municipios y aldeas, conversando con la gente, promoviendo el voto liberal y
recordando que la fuerza del cambio nace de la unidad y del contacto directo
con el pueblo.
Su liderazgo no solo ha sido territorial, sino
moral. Jorge Cálix representa a una generación de liberales que entiende la
política como servicio y no como privilegio. Ha demostrado que el trabajo de
campo, la organización y la cercanía con el pueblo son las verdaderas
herramientas para transformar una campaña en una victoria.
A su lado, otros liberales de peso fortalecen
este gran proyecto presidencial como Roberto Contreras, alcalde de San Pedro
Sula y actual presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal de
Honduras, quien desde su administración impulsa un modelo de gestión
transparente, moderna y con resultados concretos; y Maribel Espinoza, diputada,
abogada y referente ética del liberalismo, cuya voz firme ha sido clave en la
defensa del Estado de derecho, la justicia y la institucionalidad democrática.
Ellos, junto a muchos otros líderes locales y
nacionales, conforman una red de militancia y compromiso que sostiene la
esperanza de millones de hondureños. Cada uno, desde su trinchera, aporta al
fortalecimiento del liberalismo, no solo como partido, sino como doctrina viva
que sigue siendo faro de libertad, progreso y justicia social.
Hoy el liberalismo renace con la fuerza de la
historia y la convicción del cambio. Las banderas rojas, blancas y rojas
vuelven a ondear con orgullo en todo el país, porque representan libertad,
progreso y justicia social. Y es precisamente ese espíritu el que encarna
Salvador Nasralla, un espíritu de liderazgo honesto, técnico y profundamente
humano, capaz de unir a los liberales y no liberales bajo una misma visión de
país.
Este 30 de noviembre, Honduras tiene la
oportunidad de romper con el ciclo de corrupción, confrontación y sometimiento.
De elegir la razón sobre el fanatismo, la esperanza sobre el miedo. Porque el
cambio no se grita, se construye con principios, con liderazgo y con el
respaldo de un pueblo que sabe lo que quiere.
Y hoy, más que nunca, Honduras quiere futuro. Honduras quiere transparencia. Honduras quiere libertad. Lo que me lleva a decir que Honduras quiere a Salvador Nasralla como presidente.
Javier Valladares, miembro activo del Partido Liberal de Honduras y de la Comisión Nacional de Campaña de Salvador Nasralla.


.jpg)



0 Comentarios