¿VOTAS O TE RESIGNAS? LA ÚLTIMA BATALLA POR HONDURAS

Salvador Nasralla

Por Javier Valladares

Honduras atraviesa un momento crítico. A pocos meses de las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025, el proceso electoral está marcado por una espiral de incertidumbre, confrontación política y desconfianza ciudadana, impulsada por un sistema electoral profundamente debilitado. El Consejo Nacional Electoral (CNE), lejos de ofrecer certidumbre, encarna hoy la deslegitimación institucional que tanto daño ha causado a nuestra democracia.

El tripartidismo que controla el Consejo —con representantes de los Partidos Libre, Nacional y Liberal— ha convertido la transparencia en un concepto ajeno. Acusaciones cruzadas de manipulación y fraude, fricciones internas y denuncias de irregularidades han erosionado la imagen del CNE y sembrado desconfianza en el pueblo hondureño. El colapso del sistema de transmisión de resultados (TREP), la paralización de las licitaciones y el sabotaje político son un ejemplo de cómo el proceso se ha convertido en rehén de los funcionarios.

Incluso a nivel internacional, organizaciones y observadores de derechos humanos han mostrado su preocupación. La renuncia de la concejala Ana Paola Hall, quien denunció presiones internas, amenazas y boicots, no solo es un hecho lamentable: es un símbolo de lo que sucede cuando el poder intenta sofocar las instituciones. Lo que debería ser un árbitro imparcial de la democracia es hoy un campo de batalla donde el oficialismo impone sus intereses, debilitando día a día la confianza ciudadana.

Un país en peligro

Pero más allá de la crítica institucional, debemos detenernos en algo más profundo: lo que está en juego no es sólo la transparencia electoral, sino el futuro mismo de Honduras.

Si los socialistas radicales que gobiernan hoy bajo el Partido Libre logran mantenerse en el poder, nuestra nación corre el riesgo de caer en la trampa del socialismo del siglo XXI, un modelo que ya ha destruido economías y sociedades en otros países de la región. No podemos engañarnos: lo que está en juego es la libertad de nuestros hijos, la estabilidad de nuestras familias, la posibilidad de soñar con un futuro de paz y prosperidad.

Honduras ya no resiste las improvisaciones, el clientelismo ni la corrupción disfrazada de justicia social. Lo que enfrentamos hoy es un poder que se aferra desesperadamente al control, mediante el uso de las Fuerzas Armadas, la manipulación de los órganos electorales, el adoctrinamiento y la compra de voluntades.

Si el oficialismo logra perpetuarse, todos perderemos. Perderemos nuestra democracia, perderemos nuestra capacidad de decisión, perderemos nuestra nación.

El miedo es real, pero mayor es nuestra responsabilidad

Entiendo el miedo que sienten miles de hondureños al mirar hacia el futuro. Miedo a que su voto no cuente, a que los resultados se alteren, a que los grupos armados del oficialismo los intimiden en las calles, a que las instituciones, en lugar de defender al pueblo, los traicionen. Ese miedo es real.

Pero aún más real debe ser nuestra convicción de que el arma más poderosa del pueblo es el voto masivo, consciente y decidido. Porque el fraude, por muy planificado que sea, no puede contra millones de hondureños que se ponen de pie el mismo día y dicen al unísono: "¡SE VAN!".

La historia nos enseña que las dictaduras no se derrumban solas. Son los pueblos quienes, con su valentía, rompen las cadenas. Hoy Honduras tiene esa oportunidad. Y esa oportunidad tiene un nombre: Salvador Nasralla, el único candidato con la fuerza, la credibilidad y el apoyo popular suficientes para derrotar al oficialismo en las urnas.

¿Por qué Nasralla?

Muchos se preguntan: ¿por qué centrar todo en un solo candidato? La respuesta es clara: porque en política hay momentos decisivos donde la dispersión de fuerzas solo favorece al enemigo.

Salvador Nasralla lidera las encuestas nacionales. Representa no solo la voz de los liberales, sino la esperanza de una alianza ciudadana más amplia que busca rescatar a Honduras. Usted no es un político tradicional; él es un hondureño que ha demostrado independencia, transparencia y firmeza ante el abuso de poder.

Solo él tiene la capacidad de enfrentarse a Libre y derrotarlo en las urnas. Cualquier otro camino disperso nos condena a la continuidad de un régimen que ya ha dejado claro que no le interesa la democracia.

Voto con valentía y no con miedo.

Hoy no basta con informar. No basta con indignarse en redes sociales ni con comentar en la mesa familiar. La única acción que puede salvar a Honduras es salir a votar.

Cada ciudadano que se quede en casa será un voto otorgado al oficialismo. Cada voto nulo o en blanco será cómplice del fraude. Cada voto válido del Partido Liberal a favor de Salvador Nasralla será otro ladrillo en el muro que frena el socialismo radical y devuelve la libertad a Honduras.

No podemos permitir que el miedo paralice nuestra responsabilidad histórica. Pensemos en nuestros hijos, nuestros nietos, el país que les dejaremos. Pensemos si queremos que crezcan en una Honduras donde la ley es un capricho del gobernante, donde la economía está devastada por la corrupción y donde la migración es la única salida.

Sí, al contrario, queremos que crezcan en una Honduras con oportunidades, con instituciones sólidas y con una democracia real. Esa Honduras solo podrá nacer si el 30 de noviembre nos unimos todos en las urnas.

El momento es ahora.

Honduras ya no tiene margen de error. No son unas elecciones más, son las elecciones que definirán si seguimos siendo una nación libre o si caemos en el abismo del socialismo radical.

El 30 de noviembre de 2025 no habrá excusas. Ese día, todo buen hondureño tiene un deber con el país: votar por Salvador Nasralla y recuperar el país para todos.

Puede que la urna esté secuestrada, pero el pueblo tiene la clave para liberarla. Y esa clave es el voto masivo, consciente y valiente.

Si millones de hondureños se levantan con esperanza, ningún fraude nos vencerá. Si dejamos que el miedo nos venza, habremos entregado nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Hoy es el momento de decidir: ¿votas o renuncias?


Javier Valladares, miembro activo del Partido Liberal de Honduras y de la Comisión Nacional de Campaña de Salvador Nasralla.







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