¡IMPOSIBLE SEGUIR ASÍ!


Bandera de Honduras


Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza

Al momento de escribir este artículo los ciudadanos todavía no sabemos el ciudadano que será nuestro Presidente; es algo triste y completamente negativo para el pueblo hondureño pero lo sucedido debe dejarnos algunas lecciones aprendidas a todos.

Y la reflexión debe venir alejada de los fanatismos, de las soberbias malsanas, de los intereses personales o de grupo, de las afiliaciones partidarias e ideológicas, de los acomodamientos estratégicos, de los silencios cómplices, de las medias verdades y las medias mentiras propias de nuestra política vernácula, de los triunfalismos inútiles, de las pasiones fuera de control, de los hechos medio claros y medio concretos, de las indiscutibles fallas de nuestro sistema de partidos y de nuestro sistema electoral, de las dudas razonables que quedarán después que exista un veredicto final sobre este tema en esta elección.

Creo que el País para avanzar, ¡debe comenzar a entender que es imposible seguir así!, que no existe forma real de triunfar como Nación, si nos aferramos a los caudillismos venenosos que han gobernado nuestra clase política por los últimos 30 años. Si seguimos siendo miopes todos ante una realidad que nos pega en la cara de manera directa: los que han gobernado, lejos de convertirse en creadores y promotores de la riqueza, se dedicaron a ser malos administradores de la pobreza y la miseria que nos inunda de todas formas en nuestras ciudades, pueblos, comunidades y departamentos. Vale decir que la clase política no es la única culpable como lo quieren hacer ver los que se enmascaran la cara diciendo que no son políticos. Son tan culpables como los otros, porque como dice la Biblia se peca de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Somos 10 millones de hondureños contando los que se han tenido que ir para poder proveer a sus familias de una oportunidad que aquí no se les dio. Si se hace un cálculo rápido, de esos 10 millones apenas 6 millones y medio se inscribieron en el padrón electoral y de esos, solo votamos, 3 millones y algo, casi 4 millones, por lo que, aquí nadie puede reclamar con cinismo que tiene un mandato popular, peor aún si la diferencia en esta elección recién pasada será por el orden del 1 % entre candidato ganador y el supuesto perdedor. Al final el que declare victorioso el tristemente célebre Consejo Nacional Electoral, tendrá poca legitimidad y poca gobernanza porque el otro, o los otros, aunque ya no tengan vela en el entierro, le señalarán de fraudulento o de triunfar en una nebulosa cuestionada que será vigente por los próximos 4 años.

Así que, la primera lección que deberíamos aprender todos, es que se requiere de un rediseño del sistema electoral que permita resolver las encrucijadas encontradas en estas elecciones, tanto en las primarias e internas como en las generales. Hay que evolucionar hacia nuevos órganos electorales que ya fueron superados por la realidad y que, por lo visto, ya son obsoletos. Ya no pueden ni deben los partidos políticos controlar las decisiones de los mismos, en los que deberán seguirse otros modelos exitosos en América Latina y el mundo que les dan representación, pero no, el monopolio de las decisiones trascendentales evitando que, se conviertan en activistas políticos de sus partidos o en piratas que venden los resultados al mejor postor.

La segunda lección es que las reformas que se han venido planteando desde hace muchos años deben incrustarse en una Nueva Ley Electoral, que no sea una mala copia, parchada y acomodada a última hora a las voluntades de los que manejan el Poder Legislativo, el cual, si es serio, debería financiar los mismos de entrada para no estar corriendo a última hora para que puedan cumplir su verdadera misión constitucional y que, lejos de incertidumbre, le den certeza al pueblo hondureño así como celeridad a los procesos internos con la debida y adecuada rendición de cuentas, quizás deberíamos pensar en subsumir algunos de ellos en dos organismos electorales para no tener ese montón de elefantes blancos que solo sirven para engrosar el presupuesto y colocar a los activistas de algunos.

La tercera reflexión viene en el sentido que debemos recuperar un Estado de Derecho que fue debilitado paulatinamente para cumplirle los caprichos a los toros y capos de la droga que se convirtieron en políticos de mentiras y a los adictos, además de otras cosas, al Poder. Es tiempo de poner las barbas en remojo y procurar recuperar a Honduras, la de todos, no la de fulano o sutano, nacional o extranjero, no la de los corruptos de siempre, no la de los indolentes, ni la de los queda bien con el aspirante a tirano de turno, no la de los falsos impolutos, ni la de los reformadores de cafetín, ni la de un partido x o y, no, la que le pertenece a toda la hondureñidad.

Bueno revisar la legislación para que se llegue a un gran acuerdo de una ruta crítica nacional que ningún partido pueda cambiar en los próximos 25 años, donde existan compromisos de Estado reales entre los que representan a los Partidos Políticos en los 3 Poderes del Estado y los demás sectores de la sociedad, desde los más humildes hasta los más perfumados y emperifollados, donde se piense en un interés colectivo y no, en el que tenga  este o aquel porque se considera más cerca del gobernante que otros. El esfuerzo debe ser un esfuerzo nacional donde todos tengan responsabilidades y beneficios, donde el objetivo no sea el odio o la venganza, pero donde se haga prevalecer el imperio de la ley.

Hay muchas cosas más, pero se puede comenzar por entender también que el pueblo está cansado y que, la Democracia, aunque imperfecta es mejor que una Dictadura perfecta y que no existen hombres o mujeres mesiánicos. ¡Sino cambiamos perderemos no solo eso, nos hundiremos en la penumbra de un Estado fallido y en la barbarie que le sigue!.


Abogado y Notario. Catedrático Universitario. Político Liberal.

Abogado y Notario. Catedrático Universitario. Político Liberal.

 

 

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