CASTRO INCUMPLE PROMESA DE VENDER AVIÓN PRESIDENCIAL: EL LEGACY 600 SIGUE COSTANDO MILLONES AL PUEBLO HONDUREÑO
El Embraer Legacy 600, adquirido en el gobierno de Juan Orlando Hernández, permanece en un hangar bajo costoso mantenimiento pese a que la presidenta Xiomara Castro prometió venderlo en su campaña.
El avión presidencial Embraer Legacy 600, adquirido en
la administración de Juan Orlando Hernández, sigue en tierra pese a la promesa
de venta de Xiomara Castro.
Durante su campaña electoral, la entonces candidata Xiomara Castro prometió vender el avión presidencial Legacy 600, símbolo de derroche en la administración de Juan Orlando Hernández. Tres años después de asumir la presidencia, la promesa sigue sin cumplirse, y el avión continúa representando un gasto anual de más de 300 mil dólares en mantenimiento, según confirmó la Dirección de Bienes del Estado.
Documentación
irregular y obstáculos legales
El director de
Bienes del Estado, Luis Sosa, reconoció que es “bastante difícil”
concretar la venta debido a que el avión no ha sido inscrito como patrimonio
nacional. La razón: la documentación entregada presenta irregularidades graves,
incluyendo borrones, firmas no legibles y copias sin validez.
“No podíamos incorporarlo como bien del Estado con documentos que parecen simples fotocopias”, explicó.
A esta
situación se suma otro hallazgo: el avión fue adquirido usado, con 3,000
horas de vuelo, algo prohibido por la normativa estatal para bienes
patrimoniales. Además, registros oficiales revelan que la aeronave realizó
viajes a América del Sur, México, Centroamérica y Asia, en
circunstancias que hoy son objeto de investigación.
Sombra de
corrupción en la compra
La compra,
valorada en 14 millones de dólares, fue autorizada a través de la Tasa de
Seguridad bajo la dirección de Julio Cosenza, actualmente detenido
en Estados Unidos. Los fondos, según Sosa, provenían del Banco Central y se
manejaban como secreto de Estado, sin rendición de cuentas a la ciudadanía.
Un costo sin
beneficio
El avión, que
permanece estacionado en un hangar, solo ha sido utilizado ocasionalmente para
traslados humanitarios. Mientras tanto, cada año el Estado eroga cientos de
miles de dólares para mantenerlo en condiciones mínimas de operatividad. Una
empresa en Miami está a cargo de las revisiones periódicas, generando un gasto
oneroso para un aparato que no cumple función pública alguna.
¿Venta o
remodelación?
Aunque en
redes sociales circulan imágenes de una supuesta remodelación y pintura
reciente del avión, la Dirección de Bienes del Estado no confirmó los hechos.
“Oficialmente no lo puedo decir; hemos visto algunas fotografías… pero esos procesos no pasan por nuestra oficina”, señaló Sosa.
Esto alimenta
la especulación sobre un eventual uso futuro del avión o una maniobra para
mejorar su imagen antes de una posible subasta, aunque el tiempo de gobierno
que le queda a Castro hace cada vez más difícil cumplir la promesa.
Promesas
incumplidas y desconfianza ciudadana
El caso del
avión presidencial es un recordatorio de las promesas de austeridad
incumplidas: la mandataria también aseguró que eliminaría los vehículos de
lujo para funcionarios, algo que tampoco se ha materializado.
Analistas
advierten que esta falta de coherencia entre discurso y acción erosiona la
confianza ciudadana en el gobierno y proyecta una imagen de continuismo en las
prácticas que tanto se criticaron en el pasado.
El dilema
pendiente
Mientras no se
resuelva la situación legal del avión, el Estado seguirá gastando recursos de
los hondureños en un bien que no aporta al interés público. El reto para la
administración actual es definir si cumplirá la promesa de venta o si permitirá
que el Legacy 600 se convierta en símbolo de promesas rotas y de
continuidad en el despilfarro estatal.
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