ELECCIONES 2025: LAS MÁS CARAS DE LA HISTORIA, CON CASI 4 MIL MILLONES DE LEMPIRAS EN JUEGO
El proceso electoral de este año costará más del doble que el de 2021. El gasto contrasta con un país hundido en pobreza y desigualdad, mientras el oficialismo defiende el presupuesto como “necesario” y la oposición denuncia despilfarro y clientelismo.
Tegucigalpa, 05
de agosto de 2025. Las elecciones generales de 2025 en Honduras ya
se perfilan como las más caras en la historia democrática del país.
Según los datos oficiales, el Consejo Nacional Electoral (CNE) invertirá 1,737
millones de lempiras en la organización de los comicios del próximo 30
de noviembre.
Esta cifra,
sumada a los 2,200 millones ya erogados en las elecciones primarias de marzo,
eleva el gasto electoral de este año a 3,939 millones de lempiras, un
monto sin precedentes que duplica los 1,800 millones gastados en las
elecciones de 2021 (generales y primarias incluidas).
El contraste
resulta aún más evidente cuando se observa el crecimiento del padrón electoral:
en 2021 se contabilizaban 5.3 millones de votantes habilitados, mientras
que en 2025 la cifra asciende a más de 6.3 millones.
En otras
palabras, el Estado hondureño gastará más dinero que nunca en unas
elecciones, para un padrón que creció apenas en un millón de ciudadanos
habilitados para votar.
Lujo electoral
en un país empobrecido
El gasto
desmesurado no pasa desapercibido para la ciudadanía. En un país donde más del 70%
de la población vive en pobreza, el dispendio electoral contrasta con
hospitales desabastecidos, escuelas en ruinas y comunidades sin acceso a agua
potable.
La inversión
de casi 4 mil millones de lempiras se ha destinado a logística,
tecnología de transmisión de resultados, impresión de papeletas y pago de
personal temporal, pero también —según denuncias de la oposición— a estructuras
clientelares del oficialismo que estarían utilizando el proceso para
fortalecer su maquinaria política.
Una democracia
atrapada en la burocracia
A juicio de
analistas, el problema no radica únicamente en el monto, sino en la forma en
que el sistema electoral se ha convertido en un mecanismo burocrático que
devora recursos sin garantizar transparencia ni confianza ciudadana.
El CNE,
en reiteradas ocasiones paralizado por las pugnas internas entre consejeros y
las presiones del oficialismo, ha demostrado ser incapaz de generar certeza. El
costo creciente del proceso electoral refleja no solo los gastos operativos,
sino también la falta de voluntad política para simplificar y modernizar el
sistema electoral.
En palabras de un analista consultado: “La democracia hondureña se ha vuelto un lujo que el pueblo paga, pero que las élites políticas usufructúan”.
El contraste
regional
Mientras otros
países de Centroamérica invierten proporcionalmente menos en sus procesos
electorales, Honduras se coloca a la cabeza en gasto electoral. Sin embargo, la
inversión no se traduce en confianza: las encuestas muestran un alto nivel
de abstencionismo y desconfianza ciudadana hacia las instituciones.
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