HONDURAS REGISTRA UN AUMENTO DEL 9.3% EN DEUDA EXTERNA PÚBLICA

La deuda pública ya supera los 10,000 millones de dólares, mientras el país sigue fuera de la Cuenta del Milenio por corrupción y falta de gobernanza, sin capacidad de atraer inversión ni reducir la pobreza.

Fachada del Banco Central de Honduras en Tegucigalpa.

Honduras cerró el primer trimestre del 2025 con una deuda pública que ya supera los 10,000 millones de dólares, según el BCH.

 

Honduras cerró el primer trimestre del 2025 con una deuda pública de 10,013.3 millones de dólares, lo que representa un aumento del 9.3% en comparación con el mismo período del 2024, según el más reciente informe del Banco Central de Honduras (BCH). El incremento equivale a 854.3 millones de dólares adicionales, lo que continúa consolidando una tendencia de endeudamiento insostenible que compromete la economía del país.

Una economía atrapada en el endeudamiento

Los datos del BCH reflejan un modelo económico dependiente del crédito externo, donde la mayor parte de los recursos se destina a cubrir gastos corrientes y al funcionamiento del aparato estatal, y no a inversiones productivas o de desarrollo social.

Al mismo tiempo, la economía hondureña enfrenta una creciente inflación que impacta en los precios de alimentos y medicinas, un alto desempleo e informalidad, con más del 70% de la fuerza laboral en precariedad y una fuga masiva de migrantes, que buscan oportunidades que el Estado no puede garantizar. Con ello también el estancamiento en la inversión extranjera directa, por falta de seguridad jurídica y desconfianza en el oficialismo.

El fracaso reiterado con la Cuenta del Milenio

La incapacidad administrativa del Gobierno de Xiomara Castro quedó nuevamente en evidencia cuando, en noviembre de 2024, Honduras fue excluida por decimoquinto año consecutivo de la Corporación de Desafío del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés).

Ello significó perder la oportunidad de acceder a una donación de 200 millones de dólares destinada a proyectos sociales y de infraestructura, debido a los bajos índices de gobernanza, corrupción y falta de transparencia.

Honduras no aprobó en 12 de las 20 variables evaluadas, entre ellas: el Control de corrupción (15 %), Estado de derecho (15 %), Eficacia del Gobierno (22 %), Libertad de información (50 %), Acceso al crédito (37 %), Tasa de vacunación (30 %), Finalización de la secundaria en jóvenes (27 %).

Estos indicadores reflejan la realidad de un país con instituciones debilitadas, corrupción sistémica y una falta total de rumbo en la política pública.

Promesas incumplidas y corrupción sin freno

Aunque la presidenta Castro prometió en campaña la instalación de una Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICCIH) en los primeros 100 días de su mandato, casi tres años después no ha logrado el acuerdo con la ONU que la haría posible. Mientras tanto, los casos de corrupción en el Ejecutivo y el Parlamento siguen siendo denunciados por organizaciones como el CNA y la ASJ, que insisten en que el problema es sistémico y transversal en los tres poderes del Estado.

Análisis de EL PUEBLO

El endeudamiento creciente, la exclusión de la Cuenta del Milenio y los pésimos indicadores de gobernanza son el reflejo de un país atrapado en un círculo vicioso de corrupción, clientelismo y mala gestión administrativa.

Mientras el oficialismo habla de estabilidad, el pueblo vive otra realidad: más pobreza, más migración, menos oportunidades y un Estado que se endeuda sin resolver los problemas de fondo.

El fracaso económico de Honduras no es una casualidad, es la consecuencia directa de gobiernos que prefieren proteger pactos de impunidad en lugar de abrir el camino hacia la transparencia y el desarrollo.

 

 

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