EL PAPEL DEL INTELECTUAL EN LA SOCIEDAD POLÍTICA

 

Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza


En cualquier diccionario la definición del término intelectual es más o menos como esta: “Es aquella persona que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre las ciencias, las letras y la realidad y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto status de autoridad ante la opinión pública. Implica la habilidad de razonar, planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. Proveniente del mundo de la cultura , como creador o mediador, interviene en el mundo de la política al defender propuestas o denunciar injusticias concretas, además de producir o extender ideologías y defender unos u otros valores”, y aunque es un concepto conflictivo que ha llevado a muchos escritores a establecer que es ambiguo por diferentes motivos ya que desde sus inicios en la Francia del Siglo 19 se utilizó incluso de forma peyorativa, se identifica al intelectual como alguien de grandes conocimientos y pensamientos superlativos.

Los partidos generalmente se nutren con la retórica, la oratoria y las aportaciones de los intelectuales de la sociedad, generalmente acogidos en los claustros universitarios ya que, la academia se entiende como el cuerpo colegiado integrado por profesores de una misma disciplina o especialidad y constituye el espacio para la discusión, el análisis y el intercambio de ideas de los profesores o catedráticos. Tiene su origen histórico en la Escuela Platónica que llamó Akadëmia al espacio de arboledas afuera de Atenas donde Platón tenía su escuela y que fundó en el año 386 a.C. que era un santuario de Atenea, diosa de la sabiduría y la habilidad en Grecia y que utilizó para enseñar filosofía, política, del lenguaje y de la educación, ética, antropología filosófica, psicología, cosmogonía, epistemología, gnoseología y cosmología.

En toda sociedad realmente democrática la academia ha confiado a todos sus miembros, individual y colectivamente, la responsabilidad de promover la investigación original y difundir el conocimiento científico a la comunidad a través de diversos medios: reuniones, debates, seminarios, simposios y publicaciones en la búsqueda de la verdad científica y por lo tanto, de ahí la importancia que tiene la academia y los intelectuales ahí formados para el desarrollo espiritual, material, social, económico y político de esa sociedad.

En Honduras el crisol académico e intelectual lo ha sido desde su fundación la Unah, la universidad pública, a la que, en el transcurso del tiempo se le han ido agregando las universidades privadas del país que cubren necesidades de formación y especialización en diversas áreas. La Constitución hondureña le otorga a la Unah la exclusividad de organizar, dirigir y desarrollar la educación superior y profesional y la obligación de contribuir a la investigación científica, humanística y tecnológica, a la difusión general de la cultura y al estudio de los problemas nacionales. Debe programar su participación en la transformación de la sociedad hondureña, por lo tanto, siendo además un ente autónomo, su función y accionar no puede ser sesgada, politizada o ideologizada ya que debe mantenerse dentro de los parámetros de la verdad científica y de la discusión, argumentación y síntesis abierta de todas las ideas y posturas.

Dicho lo anterior, la crítica que recibe la academia, pero en particular, los intelectuales, de parte de la sociedad, tiene que ver con poner el conocimiento, la habilidad lingüística y retórica al servicio de los que ostentan el poder en determinado momento alejándose de su principal función y del mismo rigor científico a cambio de favores, honores o canonjías especiales. Debido además que, en una sociedad como la hondureña, el acceso a la educación primaria, secundaria y superior es realmente un privilegio al que no todos los ciudadanos tienen posibilidad de llegar, lo que hace, per se, a los intelectuales, en una especie de clase aparte y por lo tanto con mayor responsabilidad social.

En los partidos políticos existen esos intelectuales, que se han formado en las universidades nacionales y extranjeras, que son producto del estudio y la formación en diferentes carreras y en la misma ciencia política. Históricamente el Partido Liberal de Honduras contó en sus filas con muchos de esos intelectuales de avanzada que construyeron su ideología, sus principios partidarios, sus estatutos y reglamentos. Con posterioridad también los otros partidos formaron los propios. Pero a raíz del 2009, se le vendió a la ciudadanía que los intelectuales del PLH emigraron todos o en su mayoría hacia las filas de lo que se convertiría después en Libre, por la supuesta ideología innovadora y salvadora del Socialismo del Siglo 21 y ahora mal llamado, en una contradicción conceptual, Socialismo Democrático, que en la práctica ha sido un fracaso rotundo en la administración del Estado.

Mi reflexión va encaminada hacia esos supuestos intelectuales de Libre y a los intelectuales en general en Honduras y aquí me baso en las mismas palabras de Noam Chomsky, lingüista, filósofo, politólogo, intelectual y activista estadounidense al que le gusta citar mucho a los pseudo-intelectuales de Libre por cierto, que sostiene que los poderosos utilizan la ideología para mantener el control sobre la sociedad, creando una falsa conciencia que legitima las desigualdades y la explotación. En sus estudios sobre la lingüística y los medios de comunicación y el advenimiento de las fake news o noticias falsas, hace una valiente crítica al auge del autoritarismo y defiende la libertad de expresión y la democracia participativa, critica la propaganda en defensa de la información veraz y establece claramente que, la responsabilidad de los intelectuales es exponer  las mentiras de los gobiernos, analizar sus acciones y causas así como sus intenciones ocultas, deben buscar la verdad que se esconde tras el velo de la distorsión y la tergiversación, la ideología y la lucha de clases. Es una responsabilidad inherente y profunda por los privilegios que otorga una educación. ¡Cumplan su misión!.

¡Vox Populi, Vox Dei!


Octavio Pineda Espinoza, Abogado y Notario. 
Catedrático universitario. Político Liberal

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