ESTATUS DE PROTECCIÓN TEMPORAL EXPIRA: MILES DE HONDUREÑOS QUEDARÁN VULNERABLES EN EE. UU.
Mientras la justicia federal concede una prórroga parcial, el gobierno hondureño y la oposición exigen un canal humanitario real, no migajas legales.
Este lunes
expira—o debería expirar—el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los
hondureños en EE. UU. vigente desde 1999, lo que deja a decenas de miles en
medio de una grave crisis migratoria, con empleo, seguro médico y protección
legal en suspenso.
¿Por qué
termina ahora?
La Secretaría
de Seguridad Nacional de EE. UU., liderada por Kristi Noem, determinó que las
condiciones en Honduras “ya no justifican” la extensión del TPS, aludiendo a la
recuperación tras el huracán Mitch. El DHS incluso anunció incentivos para una
salida voluntaria: mil dólares y boleto de avión para quienes decidan regresar.
Suspensión
parcial: un respiro legal
Sin embargo,
una jueza federal, Trina Thompson, emitió un fallo que evita temporalmente la
vigencia del fin del TPS, extendiendo la protección hasta al menos el 18 de
noviembre de 2025. No obstante, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito
revocó dicha extensión, permitiendo que EE. UU. proceda con la terminación
inmediata.
Voces desde
Honduras
La presidenta
Xiomara Castro celebró el fallo judicial inicial y manifestó la disposición de
su gobierno para brindar asistencia consular y apoyo legal a los ciudadanos
afectados.
Por otro lado,
sectores liberales, al alero de EL PUEBLO, cuestionan que la respuesta
oficial se limite a “gestiones diplomáticas” cuando se requieren instrumentos
migratorios más sólidos. La oposición exige al gobierno hondureño reclamar una
solución legislativa a EE. UU., como visas especiales o estatus complementarios
dignos, en lugar de depender de prórrogas judiciales frágiles.
El drama
humano
Durante el
foro televisivo 30/30, beneficiarios del TPS compartieron la angustia
que viven ante la posible cancelación del programa. Entre ellos, Cristóbal
Meza, sobreviviente de cáncer en Fort Lauderdale, advirtió con crudeza: “Perdiendo
el TPS, pierdo todo... vuelvo a Honduras solo a morirme”, al referirse a la
falta de medicamentos y de seguro médico en el país. Su testimonio pone en
evidencia la profunda crisis del sistema de salud en Honduras y las enormes
dificultades que enfrentan los ciudadanos para acceder a una atención médica
digna, oportuna y eficiente.
Por su parte, Manuel
Vélez, también sobreviviente de cáncer en Houston, Texas, relató que
recientemente fue despedido a través de un mensaje y confesó su temor por el
futuro de sus hijos. Germán Tercero, un hombre de 68 años residente en
Florida, lamentó que en Honduras “no hay trabajo ni seguridad” y se cuestiona
con crudeza: “¿Quién me va a emplear a mi edad?”. Sus palabras reflejan
la incertidumbre y desesperanza de millones de hondureños que denuncian a
diario la inseguridad y la falta de oportunidades que marcan su vida cotidiana.
Lo anterior, solo
deja claro una sola cosa, la expiración del TPS no es solo una medida
administrativa: es una decisión política que expone a personas que han
contribuido laboralmente al país por décadas, muchos con familia formal en EE.
UU. No basta con fondos de vuelo o respiros judiciales.
Honduras
merece una política migratoria solidaria: visas humanitarias, programas
de residencia especial o acuerdos bilaterales de protección, no
oportunidades que dependen del vaivén de apelaciones legales. Esto es un asunto de justicia y de
humanidad.
EL
PUEBLO es el espacio oficial de información y comunicación del Partido Liberal
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libertad, justicia y equidad.
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