¡INDIGNANTE! PRESIDENTA DE LA CSJ ASEGURA QUE NO HAY PERSECUCIÓN POLÍTICA, PERO DEJA IMPUNE CASOS DE SEDESOL Y EL NARCOVIDEO DE CARLÓN
La presidenta de la Corte Suprema, Rebeca Ráquel Obando, asegura que el Poder Judicial no responde a partidos, mientras Johel Zelaya limita sus declaraciones y posterga acciones sobre los escándalos que salpican al oficialismo.
La presidenta Rebeca R. Obando habla de independencia, pero sus acciones delatan selectividad y complicidad con el oficialismo.
La justicia en
Honduras dejó de ser un poder del Estado para convertirse en una sucursal del
“familión”. Así lo percibe hoy la ciudadanía cuando observa cómo la presidenta
de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Rebeca Ráquel Obando, y el Fiscal
General, Johel Zelaya, cierran filas ante los escándalos que salpican al
oficialismo, mientras descargan todo el peso institucional contra los
opositores.
Obando declaró
recientemente que la Corte no responde a ningún partido político, palabras que
suenan huecas frente a una realidad inocultable: el Ministerio Público y la CSJ
han guardado un silencio cómplice en casos como el narcovideo de Carlos
Zelaya, cuñado de la presidenta y hermano de Manuel Zelaya, donde se señala
que dinero del narcotráfico financió la campaña de Xiomara Castro en la campaña
del 2013. A pesar de que este video ha sido validado y señalado incluso en
informes internacionales, el caso permanece engavetado sin avances, sin
citaciones y sin imputaciones.
Lo mismo
ocurre con el escándalo de SEDESOL, donde se denunció el desvío de
cientos de millones de lempiras a través de funcionarios vinculados al
oficialismo, entre ellos José Carlos Cardona e Isis Cuéllar. Denuncias fueron
presentadas por la sociedad civil y el Tribunal Superior de Cuentas ya abrió
investigaciones, pero Johel Zelaya se limita a declarar que las pesquisas
“están en curso”, sin resultados tangibles y sin dar la cara ante la magnitud
del saqueo.
Mientras
tanto, los casos que involucran a la oposición avanzan a paso acelerado. El
Ministerio Público organizó conferencias de prensa, filtró requerimientos y
actuó con premura contra el alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, y su
familia, en un claro ejemplo de justicia selectiva. La ciudadanía ve con
indignación este doble rasero: cuando se trata de amigos del poder, hay
silencio y retrasos; cuando se trata de adversarios políticos, hay rapidez y
persecución.
El contraste
es evidente. Carlon Zelaya aparece en un video con narcotraficantes: silencio
del Ministerio Público. Cardona y Cuéllar manejaron fondos de SEDESOL con fines
cuestionables: silencio del Ministerio Público. Dirigentes de LIBRE fueron
señalados en diversas instituciones: silencio del Ministerio Público. Pero
contra Roberto Contreras y su yerno Steve Fajardo, la Fiscalía actuó con una
velocidad digna de un país modelo, solo que en Honduras esa celeridad está
reservada para castigar opositores.
En este escenario, los discursos de independencia y transparencia que repiten Obando y Zelaya se derrumban solos. Porque una justicia que calla ante la corrupción del poder y se ensaña con los críticos no es justicia, es persecución política. Honduras no necesita guardianes del familión, necesita guardianes de la ley. Y hoy, ni la Corte Suprema ni la Fiscalía lo están siendo.
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