ISRAEL BOMBARDEA DOHA Y SACUDE LA DIPLOMACIA REGIONAL

En la primera ofensiva israelí sobre suelo qatarí, líderes de Hamas que analizaban una tregua fueron atacados. La operación amenaza la mediación y desata condenas globales.

Banderas de Israel y Qatar ondeando sobre un cielo azul, simbolizando la tensión diplomática entre ambos países tras el inédito ataque aéreo israelí en Doha.
Las banderas de Israel y Qatar ondean en paralelo en medio de una relación marcada por tensiones históricas. El reciente bombardeo israelí en Doha representa un punto de quiebre en la diplomacia regional y amenaza con desestabilizar los esfuerzos de mediación.


La histórica Operación Cumbre de Fuego marca un antes y un después en la escalada del conflicto: por primera vez, Israel bombardeó la capital de Qatar, un mediador clave en el conflicto israelo-palestino. El objetivo fue un complejo residencial donde líderes de Hamas debatían una propuesta de alto el fuego impulsada por Estados Unidos. Las explosiones sacudieron el barrio de Leqtaifiya, generando columnas de humo que tiñeron de caos un skyline habitualmente pacífico.

Según fuentes oficiales, al menos seis personas fallecieron, entre ellas: Himam al-Hayya, hijo del líder negociador Khalil al-Hayya, Jihad Abu Labal, su director de oficina, Tres guardaespaldas y un miembro de la fuerza de seguridad interna de Qatar.

Hamas aseguró que sus principales líderes sobrevivieron, aunque permanecen sin confirmar por fuentes independientes. La policía qatarí informó también sobre heridos entre el personal de seguridad local.

Israel asume la ofensiva

El primer ministro Benjamin Netanyahu junto con su ministro de Defensa Israel Katz asumieron públicamente la operación con una declaración incendiaria: “Israel lo inició, Israel lo condujo y Israel asume toda responsabilidad”. Justificaron la acción señalando que era una respuesta legítima a los continuos ataques de Hamas, incluyendo el reciente tiroteo mortal en Jerusalén.

El embajador israelí ante EE. UU., Yechiel Leiter, no escondió su propósito: “Si no lo logramos esta vez, lo haremos la próxima”.

Ola de condenas y ruptura diplomática

El ataque desató una condena inmediata. Por su lado, Qatar lo calificó como un acto de “terrorismo de Estado” y una violación rotunda del derecho internacional. Mientras que Rusia denunció una “violación grave” de la soberanía qatarí y apeló a la comunidad internacional para evitar una escalada. Por su parte, Turquía describió la acción como política terrorista de estado. En cuanto a la Alianza regional entre: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto y otros expresaron solidaridad con Qatar y exigieron respeto a su mediación.

De lo anterior, el secretario general de la ONU, António Guterres, lo consideró una violación categórica de soberanía, reclamando que se privilegie el diálogo sobre la destrucción. Por último, Estados Unidos, aunque distanciado del hecho, lo calificó como “infortunado” y aseguró que solo fueron notificados sobre el bombardeo al momento de ser lanzado

La mediación al borde del colapso

Qatar, pieza clave en negociaciones de alto el fuego y liberación de rehenes, ahora evalúa suspender su rol diplomático frente a lo que calificó como una traición. Anunció coordinación con socios regionales para una respuesta colectiva.

El ataque podría considerarse un punto de inflexión: amenazaría la estabilidad regional y fracturar el delicado mecanismo de paz que tanto cuesta reconstruir.

¿Hacia dónde va la región?

El mapa diplomático ahora enfrenta una fractura sin precedentes: Qatar queda herido, mediaciones en riesgo y alianzas debilitadas. El espectro de una nueva escalada se asoma mientras la violencia alcanza a mediadores, no solo a combatientes.

EL PUEBLO observa con preocupación: en un terreno donde cada bala atraviesa fronteras invisibles, este ataque en territorio ajeno es un presagio de nuevas líneas que están a punto de romperse.

 

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