MÁS DE 25 MIL MILLONES DEL TASÓN SE GASTARON SIN RENDICIÓN DE CUENTAS

La Tasa de Seguridad Poblacional se convirtió en un fideicomiso millonario que financió desde canchas hasta un jet de lujo, pero sin informes completos ni transparencia.

Cancha techada de grama sintética, construida con fondos del Tasón en Honduras, proyecto señalado por falta de transparencia.
Canchas deportivas como esta fueron financiadas con fondos del Tasón, un fideicomiso que movió más de 25 mil millones de lempiras sin rendición de cuentas clara.


Lo que nació como un mecanismo para reforzar la seguridad del país, terminó siendo una caja de fondos con poca o nula transparencia. La Tasa de Seguridad Poblacional (TSP), conocida como el Tasón, manejó entre 2012 y 2022 un presupuesto superior a 25,858 millones de lempiras, pero gran parte de esos recursos carece de informes claros que respalden su uso.

El informe 2023 de la Secretaría de Finanzas (RC-FIDEICOMISO TSP-N°092-2023-DFEP-SEFIN) detalla que con este fideicomiso se financiaron obras que van desde la construcción de cárceles de máxima seguridad hasta proyectos recreativos como canchas deportivas. Sin embargo, la documentación que debería garantizar la legalidad y transparencia de estas inversiones está incompleta, extraviada o nunca fue entregada.

Entre las principales obras financiadas se incluyen la remodelación y edificación de centros penales (Morocelí, El Porvenir y La Tolva), el equipamiento policial con armas y patrullas, la adquisición de un avión Legacy 600, la instalación de radares aéreos, la construcción de un hangar de la Fuerza Aérea, así como las operaciones militares Morazán, Lenca, Maya-Chortí, Mosquitia y Sumpul. También se pagaron programas de recreación como “Parques para una Vida Mejor” y canchas de grama sintética en varias ciudades del país.

Pero detrás de estas cifras, surge una pregunta inevitable: ¿Dónde están los informes que expliquen con precisión cómo y en qué se usó cada lempira del Tasón? La Secretaría de Finanzas reconoce que gran parte de la información se manejó con deficiencias administrativas y en muchos casos nunca se entregó.

En la práctica, el Tasón se convirtió en una fuente de recursos discrecionales bajo la promesa de seguridad ciudadana, pero terminó mezclando proyectos de defensa, recreación e incluso de lujo, como la compra de un jet ejecutivo, sin una rendición de cuentas integral.

Organizaciones de la sociedad civil han señalado que el vacío documental en el manejo del fideicomiso no solo representa un despilfarro del dinero del pueblo, sino que también refleja la ineficiencia y opacidad de un modelo de financiamiento que, en lugar de dar resultados palpables en la reducción de la violencia, dejó más dudas que respuestas.

El tema vuelve a poner en entredicho al Estado hondureño y a la falta de controles sobre el uso de fondos públicos. Mientras tanto, la ciudadanía continúa enfrentando altos índices de inseguridad, preguntándose si realmente valió la pena pagar el Tasón durante una década.

 

 

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