ZULMIT RIVERA ASUME COMO VICECANCILLER ENTRE CRÍTICAS POR NEPOTISMO Y CONFLICTOS DE INTERÉS
El nombramiento de Zulmit Rivera, esposa del comisionado del RNP, aviva denuncias de favoritismo y pone en duda la transparencia de la diplomacia hondureña.
Zulmit Rivera juramentó como Vicecanciller poco
después de haber asumido como ministra de Juventud, lo que ha generado críticas
por la concentración de cargos en favor de su entorno político.
En medio de
fuertes cuestionamientos, Zulmit Solemit Rivera Zúniga fue juramentada
como Vicecanciller para Asuntos Consulares y Migratorios y Secretaria
Ejecutiva Ad Honorem del Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE). La
ceremonia fue encabezada por la subsecretaria del Ministerio de Gobernación,
Heidy Alachán.
El nombramiento ha reavivado críticas por nepotismo y conflicto de interés, ya que Rivera es esposa de Óscar Rivera, comisionado del Registro Nacional de las Personas (RNP) y dirigente del Partido Libre. Diputadas de oposición han alertado sobre el riesgo real de manipulación que esto implica, especialmente cuando la cancillería debe coordinar el voto de hondureños en el extranjero.
“Ya que la familia se extiende hasta tener cargo de relevancia, ya podemos interpelarlos en combo”, ironizó la diputada María Antonieta Mejía, haciendo alusión al matrimonio de poder entre la Cancillería y el RNP.
“No puede quedar duda de que esto no será parte de un estratagema para ensuciar el proceso electoral”, advirtió, señalando que hay más de 250 mil documentos nacionales de identidad pendientes de entrega, de los cuales otros 250 mil no tienen paradero conocido.
En respuesta,
Rivera se defendió llamando “hipócrita” a Salvador Nasralla, quien cuestionó su
nombramiento en el contexto del voto exterior, y afirmó que su ascenso
“responde a mi dignidad como mujer, profesional y militante de la Resistencia”.
Esto ha sido acompañado por un ascenso de discurso sobre agencia política
femenina, disfrazado bajo una narrativa que oculta el clientelismo.
De candidatos anti-corrupción…
al “familión”
Este episodio
resume con claridad el giro que ha dado el discurso político —inicialmente
crítico del nepotismo— al convertirse en replicante de viejas prácticas. El
gobierno laico de Xiomara Castro, que prometió moralidad y renovación, ahora
engrosa la lista de casos donde la “refundación” es sólo una fachada.
El
nombramiento de Rivera no sólo sigue una lógica de reparto de cargos entre
círculos afines, sino que añade presión sobre sectores como el Consejo Nacional
Anticorrupción (CNA), que en otras administraciones detectó y denunció
prácticas similares como vigentes en este gobierno.
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