HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PROPUESTA LIBERAL DE GOBIERNO
octubre 02, 2025
Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza
En un Estado de Derecho y en una república democrática los pilares para su sustentación en el tiempo son: el respeto a la Constitución, a las leyes y la fortaleza de las instituciones creadas para preservar los mismos. Importante que exista en el ciudadano la conciencia de lo primero y ver la efectividad de lo segundo porque de lo contrario, se camina peligrosamente hacia un estado fallido.
Honduras tiene un recorrido complicado desde el
retorno a la Democracia con la Constitución de 1982, la que más ha durado en
nuestra fracturada historia política, y digo complicado porque a pesar de tener
una robusta Carta Magna, de tener instituciones formales y de haber hasta ahora
celebrado procesos electorales más o menos limpios y libres, persiste en el
líder político vernáculo esa visión caciquesca del poder y de los partidos
políticos, a los que algunos ven como parte de su hacienda personal desnaturalizando
la función de instituciones de derecho público creadas para canalizar la
voluntad popular en la búsqueda del poder, lo que los ha llevado a su
debilitamiento constante.
La fortaleza de las democracias modernas está
bajo ataque de los autoritarismos en todas las latitudes del mundo, incluso en
las más consolidadas. Desde la radical izquierda hasta la radical derecha, hay
gobiernos basados en el culto a la personalidad más que en el fortalecimiento
institucional y la supremacía de la Ley. Este fenómeno muy común en América
Latina en general y en Honduras en particular nos ha llevado a varias crisis
institucionales y a ser testigos del desmontaje pieza a pieza del Estado de Derecho,
que ha sido la base del desarrollo del Estado de Bienestar en muchas naciones.
La Democracia, imperfecta como es, es el mejor
sistema que ha inventado la humanidad para dirimir los conflictos políticos e
ideológicos internos de los países, pero por sus propias características
irónicamente tiene dentro sus mecanismos, las herramientas que usan los
tiranos, los ególatras y los dictadores para ir provocando su propia
destrucción. Muchos de los dictadores y asesinos más grandes de la historia
accedieron al poder por vías democráticas para luego socavar sus bases,
destruir sus instituciones, cooptar los poderes del estado y finalmente
gobernar indefinidamente bajo la mascarada de una Democracia frágil o
manipulada a su conveniencia para luego instaurar un estado policial al
servicio de una persona o de una familia para sécula seculorum.
El primer paso de esos aspirantes a tiranos
después de vender un discurso viable entre la sociedad y acceder al poder con
voluntad popular lo es, el de destruir el principio de separación de poderes,
en donde tales dejan de ser independientes, autónomos, sin relaciones de
subordinación para convertirse vía cooptación, en serviles instrumentos del
ególatra de turno y subsumir en la figura presidencial, la toma de decisiones
trascendentales del órgano legislativo y del poder judicial.
Colocar en los poderes legislativo y judicial
figuras afines, adláteres del Presidente, secuaces si se quiere, en el proceso
de destrucción de la Democracia o agentes políticos e ideológicos sin
autoestima, con poco carácter y sin conocimiento real del tema constitucional,
es una estratagema utilizada por todos los dictadores furtivos, que utilizan
tales figuras mientras sirven a sus
objetivos y que son desechados después cuando han cumplido la misión o hay que
entregar a alguien en alguna negociación oscura o al fallar la partitura para
quedarse en el poder y tienen que rendir cuentas ante la institucionalidad
recuperada por la ciudadanía, son los tontos útiles, que terminan sirviendo de
carne de cañón para el tirano en los momentos difíciles o en su fracaso
terminal.
Otro de los pasos para consolidar un poder
único totalitario, es el de hacer interpretación perversa de la Constitución de
la República y de la legislación existente, olvidando la hermenéutica jurídica,
el contexto socio-político de las mismas y el fin teleológico de dichos
instrumentos, desvirtuando el llamado espíritu de la Ley, su finalidad última
mediante interpretaciones acomodaticias, inverosímiles y casuísticas que
violentan todas las reglas de interpretación existentes elaboradas por los
juristas, estudiosos de la ley o
establecidas por la práctica constitucional y su jurisprudencia.
La politización sectaria de las instituciones y
órganos estatales es un tercer paso de este plan maldito de los aspirantes a
dictadores que busca, generar clientelismo político o ideológico, fanatismo
inducido y cooptación de la voluntad ciudadana a la que se le agrega una fuerte
dosis de noticias falsas (fake news) muy comunes con los medios actuales y
masivos de comunicación, debilitamiento del aparato económico y financiero de
la nación, persecución política de la oposición desde todos los ángulos posibles
de manera tal que, el ciudadano quede desprovisto de cualquier escudo jurídico,
político, económico o social y ante la miseria masiva doble su voluntad propia.
Bien dice el dicho que” el tirano está
dispuesto a quemar el país para gobernar sobre sus cenizas” y, en ese objetivo
malsano quiere a toda costa romper la institucionalidad previamente debilitada,
establecer como única salida para la población la que él señala, como hombre o
mujer providencial, de ahí, la importancia que la ciudadanía fortalezca,
proteja, defienda y cuide a las instituciones públicas y a sus funcionarios
bien intencionados, a los que quieren cumplir a cabalidad el principio de
legalidad y ceñirse al texto y espíritu de la Ley y, cuando digo la Ley, me
refiero a todas las leyes, desde la Ley Fundamental llamada Constitución de la
República hasta la más sencilla reglamentación jurídica.
Los últimos 18 años Honduras ha estado sometida
a un desmantelamiento sistemático del Estado de Derecho y de su Democracia, lo
hizo el Partido Nacional de Honduras con Juan Orlando Hernández y lo ha estado haciendo el Partido Libertad y Refundación con Mel Zelaya, eso está más
que claro, la pregunta es para los demócratas y ciudadanos bien nacidos de este
país: ¿Se lo vamos a permitir? Recuperemos la institucionalidad este 30 de
noviembre y salvemos nuestro Estado de Derecho y la Democracia votando por
Salvador Nasralla y el Partido Liberal de Honduras.
Abogado y Notario. Catedrático Universitario.
Político Liberal.
EL PUEBLO es el espacio oficial de información y comunicación del Partido Liberal de Honduras. Desde aquí compartimos las acciones, propuestas y liderazgos que fortalecen al liberalismo y que representan la esperanza de un país con libertad, justicia y equidad.
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