NUEVA ERA EN BOLIVIA: TRIUNFO DE PAZ Y CAÍDA HISTÓRICA DEL PARTIDO DE MORALES

Con más del 97 % de las actas escrutadas, Rodrigo Paz gana la segunda vuelta con 54,6 % frente a 45,4 %, marcando la salida definitiva del Movimiento al Socialismo del mando nacional. 

Rodrigo Paz Pereira levanta la bandera boliviana mientras saluda a sus simpatizantes en la plaza Murillo de La Paz tras conocerse los resultados de la segunda vuelta presidencial.
El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, agradeció el apoyo ciudadano en una jornada que marca el fin de más de veinte años de hegemonía del MAS y el inicio de un nuevo ciclo político.


Bolivia, 19 de octubre de 2025. La madrugada del 20 de octubre de 2025 quedará marcada como un punto de inflexión en la política boliviana. Con el 97,86 % de los votos ya escrutados, Rodrigo Paz Pereira, candidato del partido centrista Partido Demócrata Cristiano de Bolivia (PDC), se impone con 3 356 937 votos —equivalente al 54,6 %— frente a los 2 790 364 (45,4 %) obtenidos por Jorge “Tuto” Quiroga, según el cómputo preliminar ofrecido por el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE). 

Óscar Hassenteufel, presidente del organismo electoral, calificó la tendencia como “irreversible”, dejando pocas dudas sobre el resultado final. Este desenlace se da en un contexto de enorme desgaste del MAS y una economía que sufre inflación, déficit y escasez de recursos básicos. 

Rodrigo Paz comprende que su victoria no se limita a un triunfo personal, sino a una oportunidad única para redefinir políticas y expectativas. En sus primeras reacciones, el candidato destacó su intención de promover “capitalismo social” moderado, sin abandonar la protección de los sectores vulnerables, pero abrazando reformas estructurales para recuperar la economía. 

Por su parte, Edman Lara —su compañero de fórmula— hizo un llamado público a la reconciliación nacional. “Ha sido una campaña marcada por la guerra sucia… Ahora es tiempo de hermandad, de pensar en la patria”, expresó desde Santa Cruz. La declaración subraya la promesa de dejar atrás años de polarización, clientelismo y desgaste institucional.

El desenlace electoral muestra que la mayoría de los bolivianos no solo optó por un cambio de nombres, sino por un cambio de dirección. El MAS, que dominó la escena política durante más de veinte años, se encontró incapaz de mantenerse competitivo en esta elección. Su candidato obtuvo apenas 3 % en la primera vuelta y fue una combinación de crisis interna, rechazo social y económica lo que precipitó su caída. 

Este escenario tiene implicaciones profundas para Honduras también. Como medio liberal, vemos en Bolivia una advertencia clara: un gobierno que no rinde cuentas, que permite que la institucionalidad se erosione y que no garantice resultados reales —en salud, educación, empleo— es fácilmente reemplazado. En nuestra nación, donde la lucha por la libertad, la justicia y la equidad es parte del legado liberal, no podemos quedarnos pasivos mientras se repiten errores del pasado. El cambio debe ser gobernabilidad real, respeto a la ley, transparencia y un Estado que sirva al ciudadano y no al político.


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