VULNERABILIDAD TOTAL



Bandera de Honduras


Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza

Como me enseñó mi padre Pin Pon, hay que buscar enseñar algo en cada expresión, en cada gesto, entonces como profesor, catedrático o como me quiera definir quien lea este artículo, mi objetivo, es que algo quede que sea importante y que sirva para el que se tomó la molestia de leer, en un tiempo, en el que ya nadie lee, esta reflexión sea parte del cambio.

Como todo aspirante a maestro, siempre voy a las definiciones, y buscando encontré que vulnerable, según esos textos es: “Ser susceptible de ser lastimado o herido ya sea físicamente o moralmente”, para mí, mala definición, vulnerable para quien escribe es estar en control de todos sus sentimientos y experiencias buenas y malas pero sobre todo, de aprender de ellas.

Dicho esto, lo anterior no es un concepto absoluto, menos en la institucionalidad hondureña, frágil, débil, inefectiva, tanto así, que lo que privan son los caracteres de las personas, antes que la fortaleza de las leyes. Hemos convertido a la Ley, en un evento, en vez de una realidad concreta y por eso tenemos, Ingenieros hablando de la Constitución, Abogados hablando de construcción de hospitales y un séquito de estúpidos pretendiendo redefinir la historia.

Cuando en una sociedad perdemos el compás moral enseñado por Jesucristo, y el compás intelectual que solo  viene con el estudio, la dedicación, la inteligente decisión de doblegarse a los libros antes que a las personas, independientemente de los supuestos títulos académicos acumulados, que ahora se consiguen a granel, cuando no existe una dedicación exclusiva a un tema y vale más la opinión de un ignorante “influencer” que la de un erudito que ha acumulado conocimiento, experiencia y la virtud de entender la diferencia, estamos simple y sencillamente en la Selva donde el que muestre más sus dientes falsos vale más que el dedicado investigador; nos hemos convertido en pocas palabras, en una generación de borregos y por eso, nos tratan como tales.

Cuando es más importante la cara de la persona, o el cuerpo, antes que su cerebro, tenemos un país como Honduras, el más desigual de América Latina, 50% de pobreza general y 4&% de pobreza extrema, casi un estado fallido, en donde el tuerto es rey porque el resto somos ciegos, en un fracaso.

Mi molestia viene porque yo me eduqué sin redes sociales, sin internet, sin x, Instagram, Facebook, etc, etc, me eduqué con los maestros que aún venero, mi Padre y mi Madre, agachándome como ellos me enseñaron ante los libros, en aquella época prehistórica cuando uno admiraba a sus catedráticos solo por el hecho de serlos, cuando era más importante saber que quedar bien con los organismos internacionales, cuando uno solo hacía si fallaba en el semestre, una recuperación, entendiendo que el que falló fue uno y cuando las nuevas tendencias no habían convertido generaciones de hombres y mujeres en la generación de cristal que tenemos ahora, en un atajo de débiles figuras.

Este es en realidad un país eminentemente vulnerable, pero no solo por lo que pasa en la naturaleza, que ya nos demuestra la incapacidad de las autoridades para solventar los problemas más elementales y que ahora, en período electoral hemos reducido a que el flaco o el gordo es bueno, sin medir resultados, sin medir responsabilidades. Somos vulnerables institucionalmente, pero llegamos aquí por la desidia de quienes debieron cuidar esos pequeños detalles que mi padre me enseñó en la casa, respeto a tus mayores, devoción a Dios, a pesar de tus pecados, civismo, amor a la Ley, ahora un atajo de neófitos, bebe saurios de la nomenclatura de Libre nos quieren enseñar, a los que hemos estudiado un poquito, como vivir, pero la culpa es nuestra por cobardes, porque una persona formada en el tiempo y el estudio, no debe doblar la cerviz ante el penco irreverente, es un imperativo categórico que el talento debe preceder a la injuria pero, en un país de mudos, el gritón es rey.

Piense lo que quiera pensar estimado lector, la verdad, es que todos, hemos contribuido a tener el país que tenemos y que todos, pensando en nuestros mezquinos intereses, le hemos hecho un deservicio a la Patria. Aquí que no me vengan con pajas los empresarios acostumbrados a la dádiva institucional, los supuestos dirigentes de los trabajadores coludidos con el poder de turno en 30 años de privilegios, los académicos comprados, vendidos o en el peor de los casos, callados como las sombras de sus títulos falsos, que no le vengan a echar la culpa a los políticos cuando, como decía mi padre, los más políticos, queda bien y corruptos, son los que dicen que no son políticos.

Tengamos una vez en la vida, porque la caricatura de Democracia que tenemos es mejor que cualquier tiranía, aquellos del padre trino, para levantar la antorcha y pronunciar el verbo, la decidida visión que este país debe cambiar y reconstruirse, no refundirse con los farsantes vestidos de izquierda, ni con los corruptos de la extrema derecha que ahora se presentan como salvadores de la Democracia que desmontaron por 12 años, ni con los supuestos liberales de cafetín, los mapaches como los llamaba mi Padre, un hombre que sí luchó por esta Democracia; tengamos por favor algo de dignidad, olvidemos nuestras mezquinas pretensiones, al menos aquellos que ya pasamos la mitad del reloj de la vida. Que nuestros hijos e hijas nos valoren por el temple de nuestras convicciones y no, por las cuentas en los bancos, que sientan que sus padres y madres, lucharon por algo superior.

Yo he sido bendecido de muchas formas en mi vida, Padres y hermanos maravillosos, una vida en la que puedo construir todavía, pero a estas alturas, con sinceridad, aspiro a que mi hija Samantha diga, mi padre fue parte de ese cambio importante. Dejemos de ser vulnerables, seamos valientes, la Patria y la historia lo reclaman.

 

Octavio Pineda



 Abogado y Notario. Catedrático Unah. Político Liberal.


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