PRESIDENTA XIOMARA CASTRO EXIGE FORMALIDAD EN EL TRATO MIENTRAS EL PAÍS SE HUNDE EN CRISIS

La mandataria reclamó que la llamen “presidenta” y no “Xiomara”, en un gesto que evidencia más preocupación por el protocolo que por los graves problemas nacionales.

En medio de la crisis nacional, Xiomara Castro reaccionó molesta porque algunos no utilizan su título de presidenta al dirigirse a ella.

Honduras, 01 de agosto de 2025. En un país sumido en colapso sanitario, pobreza extrema, desempleo y violencia desbordada, la presidenta Xiomara Castro decidió centrar su molestia en un tema protocolario: el trato a su persona. La mandataria expresó su incomodidad porque algunos se refieren a ella como “Xiomara” en lugar de utilizar el título de “presidenta”, asegurando que “no es amiga de ellos”.

El reclamo, más allá de ser un detalle de etiqueta política, refleja la desconexión del gobierno con la realidad del pueblo hondureño. Mientras millones de ciudadanos viven entre apagones, falta de medicinas, corrupción en instituciones públicas y desvíos millonarios de fondos sociales, el mensaje principal desde Casa Presidencial es una queja por la manera en que se le nombra.

En contraste, lo que el país exige no es un título honorífico para la jefa de Estado, sino respuestas reales a las crisis que azotan a Honduras. Es irónico que se exija respeto protocolario cuando el mismo gobierno ha sido incapaz de respetar la dignidad del pueblo, condenándolo a hospitales colapsados, escuelas en ruinas y una economía cada vez más asfixiante.

Lo dicho por la presidenta recuerda el estilo de los gobiernos autoritarios que buscan más reverencia personal que rendición de cuentas. El poder se convierte en un escenario de culto a la figura presidencial, mientras se minimizan las voces críticas y se ignoran los problemas estructurales que afectan a los hondureños.

La gran pregunta es: ¿de qué sirve que se le diga “presidenta” si Honduras sigue siendo señalado como el país menos próspero de Centroamérica, si la corrupción campea sin castigo y si la justicia permanece secuestrada por el oficialismo? La verdadera formalidad y respeto se ganan con resultados, no con títulos impuestos a la fuerza.

El pueblo no necesita discursos de grandeza ni exigencias de trato honorífico, necesita soluciones, transparencia y liderazgo real. De nada sirve que se le llame presidenta si en los hechos se comporta como gobernante distante, preocupada más por las formas que por el fondo.

 

 

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