REFLEXIÓN Y FIESTA ELECTORAL
Por: Abogado Octavio
Pineda Espinoza
La Ley Electoral señala el comienzo de lo que se conoce
popularmente como el silencio electoral, que es un proceso de suspensión de
toda campaña política, una semana previa a las elecciones generales para que,
los ciudadanos, depositarios reales de la Soberanía, puedan reflexionar sobre
las propuestas de los distintos candidatos, sus actuaciones públicas, privadas,
su record como funcionarios públicos los que lo han sido, y así, en la
intimidad de su hogar, con la fe puesta en el Hacedor del Universo, los que
creemos en él, con nuestras convicciones ciudadanas y la esperanza de tener un
mejor futuro para nuestros hijos y compatriotas, decidir finalmente a quien
otorgarle la responsabilidad y el privilegio de guiar a nuestra nación el 30 de
noviembre.
Esta disposición legal que desafortunada y maliciosamente ha
violentado el Partido de gobierno: PLR, como una muestra más de su desdén por
la Constitución y las leyes, su poco respeto para con los ciudadanos y para los
que en buena lid, participan en el proceso electoral, en representación de los
partidos de oposición, no debe opacar la intención de la misma, como es, darle
la posibilidad al hondureño de sopesar lo que es mejor para su destino
particular, el de su familia y el de sus compatriotas. En tal sentido, es
importante que la hondureñidad que tan golpeada ha sido por los últimos 20 años
de malas administraciones de dos partidos políticos, comprenda que esta
elección, va más allá de darle chance al único partido que no gobernó en esos
20 años, más allá de su candidato o de los otros, es una decisión trascendental
e histórica que definirá si seguimos en Democracia o no.
Dicho lo anterior, mi creencia y convicción personal es que, de
los propuestos, solo Salvador Nasralla reúne las condiciones que la
ciudadanía reclama para ostentar el solio presidencial, no solo por
su lucha sempiterna contra la corrupción y la impunidad sino que también porque
no existen con él, sospechas ni vinculaciones de ningún tipo con el
narcotráfico internacional, lavado de activos, trasiego de armas, tráfico de
personas y otros delitos conexos, que son tan evidentes en otros aspirantes,
así como evidente es su apego a esquemas tiránicos y dictatoriales de ejercicio
del poder que son la negación de nuestros valores democráticos esenciales. Esto
nos alejaría del concierto de las naciones dejándonos en el aislamiento
económico y geopolítico mundial, con sus negativos efectos para la sociedad
hondureña, pero esa, es mi convicción, la suya, estimado lector puede ser otra
y es su derecho defenderla y su deber expresarla con su voto el 30 de
noviembre.
Debo señalar también que mi expectativa es que, así como
históricamente, las elecciones fueron, lejos de una batalla campal, que se da
con mayores o menores rasgos confrontativos en la campaña electoral
previa, estas sean una fiesta cívica y democrática, en la que, con algarabía,
música, celebración, júbilo, entusiasmo, fe, esperanza, camaradería, colorido
partidario y acción familiar, los hondureños participemos en paz, tranquilidad,
transparencia y orden, después de haber decidido por quien depositar nuestro
voto. Esto, claro está, depende de la madurez política de los que están en el
gobierno, de la institucionalidad del país, de que cada uno cumpla su misión
constitucional y que nadie, absolutamente nadie pretenda manipular el proceso
para darse ventaja y para obtener una victoria ficticia, espúrea, en contra de
la voluntad popular que será rechazada por el continente, como ha quedado
demostrado en la Sesión celebrada en la Organización de los Estados Americanos
en la que, todos los embajadores expresaron su preocupación al respecto y su
apego a la Carta Democrática de dicha organización.
Así pues mi llamado respetuoso es a los que gobiernan, a los
responsables de los órganos electorales, a los responsables del Ministerio
Público, de la Corte Suprema de Justicia, del Congreso Nacional, de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional, y a los candidatos de todos los partidos políticos
en contienda, para que, en un acto de respeto a la Democracia hondureña, a la
Constitución de la República, a la Ley Electoral y demás leyes aplicables,
cumplan cada uno con su misión pre-establecida por la legislación y los cánones
democráticos del continente pero sobre todo, como reconocimiento máximo al
resiliente pueblo hondureño que es dueño legítimo de la Soberanía Nacional,
participemos en el proceso electoral de manera limpia, honesta, libre y
transparente y le demos paz a nuestra Nación mientras definimos nuestro
destino.
Ya dice el viejo adagio latín “Vox Populi, Vox Dei”, “La Voz del
Pueblo es la voz de Dios”, todos debemos respetar ese principio y nosotros, los
ciudadanos, debemos ejercer responsablemente nuestro derecho, nuestro deber y
nuestra función pública de ejercer el sufragio, de eso depende nuestro futuro y
el de nuestro amado País.
Abogado y Notario. Catedrático Universitario. Político Liberal.
EL PUEBLO es el espacio oficial de información y comunicación del Partido Liberal de Honduras. Desde aquí compartimos las acciones, propuestas y liderazgos que fortalecen al liberalismo y que representan la esperanza de un país con libertad, justicia y equidad.






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